En estos tiempos históricos y que, muy a nuestro pesar, mantienen despierta nuestra capacidad de sorprendernos, queremos estar presentes.
En el evangelio Jesús utiliza la metáfora de la vid para explicarle a los discípulos la relación y el seguimiento del Maestro: los sarmientos y los brotes tiernos no pueden vivir solos, ni muchos menos dar fruto. Los rugosos y retorcidos troncos, sólidamente enraizados aguantan el frío y rigor del invierno, nutriendo desde las ramas más gruesas a las más débiles, de manera que, en la primavera, se produzca una eclosión de brotes nuevos que puedan desarrollarse y crecer hasta convertirse en frutos sabrosos.
Algo parecido a este proceso natural sucede en nuestra vida de familia y en nuestra comunidad educativa Cluny. Las dificultades que plantea esta situación extraordinaria, los nuevos retos inherentes a ella, los aceptamos con esperanza y creatividad desde la unidad y la solidaridad, porque “Nuestra unión es nuestra fuerza” como dice nuestra fundadora. En nuestra diversidad de familia tenemos roles muy diferentes, pero todos son necesarios y complementarios, con un mismo objetivo principal: acompañar, sostener y cuidar, desde la discreción y el respeto, a todos, en especial a los más débiles para que también ellos puedan desarrollarse en plenitud.
En este tiempo de prueba y, al mismo tiempo de esperanza, recordemos juntos estas palabras de Ana Mª Javouhey: “No nos desalentemos nunca en la adversidad. Todo tiene su término. Pongamos toda nuestra confianza en Dios”