Ana Mª Javouhey, testimonio de vida

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“Adiós, hijas mías, ya no nos volveremos a ver en la tierra, pero en el cielo nos encontraremos algún día”; con estas palabras, Ana María Javouhey se despedía, un 15 de julio, a sus 71 años. Ana María emprendía su último viaje invitando a sus hijas a vivir una vida de servicio y santidad. Curiosamente, el Evangelio del día de hoy, nos recuerda que:

“Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevarán por el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto” (Marcos 6,7-9).

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La Beata Madre volviendo a Francia desde las Antillas.

También Dios llamó a nuestra Beata Madre, y ella, siempre dispuesta a aceptar su Santa Voluntad, partió ligera de equipaje, convirtiéndose en la primera mujer misionera.

El fruto de esa respuesta fue una inmensa obra que traspasó las fronteras de Europa. Antes de su muerte, más de 900 Hermanas habían pasado por elInstituto. Había fundado unas 500 casas de la Congregación en Francia; casi otras 300, en América, África, Asía y Oceanía.

Un testimonio de vida que nos convida a releer el Evangelio y a responder a la llamada.

Ana María nos enseña a abrazar con confianza nuestra vocación cristiana y nos invita a calzarnos las sandalias para salir a predicar y enseñar el Evangelio. 168 años después de su fallecimiento su huella sigue viva en cada uno de los Colegios que componen la Fundación Educativa San José de Cluny. Feliz día a toda la familia San José de Cluny y feliz verano a todos.

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