El 11 de noviembre de 1779 nuestra fundadora, Ana María Javouhey, fue bautizada en la parroquia de Seurre. Una fecha marcada en el calendario de la familia Cluny porque ese día el Señor puso en ella su deseo de santidad. Y también un 11 de noviembre, pero 19 años más tarde, en 1798, durante la noche y en presencia de un sacerdote, de su familia y de buenos amigos, se consagró a Dios para siempre. La fecha no estaba tomada al azar: era día de San Martín de Tours. Ana María tenía interés en poner su Consagración bajo la protección de un santo que se había distinguido particularmente por su amor a los pobres, por su caridad a los desgraciados y su celo por la salvación de sus hermanos. Aquella noche, con voz clara, Nanette pronunció la entrega de su vida a Dios a través de la educación de la juventud y el servicio de los pobres. Y allí mismo, en la más absoluta clandestinidad, vislumbró las primeras señales del nacimiento de una nueva Congregación. El grano de mostaza sembrado este día germinó y el 12 de mayo de 1807 se fundó la Congregación de las Hermanas de San José de Cluny.